sábado, 26 de septiembre de 2009

El elegido


No sé si la humanidad tenga los días contados o se trate de la moda de este mes. Lo que sí es que fulanos (y no tan fulanos) han salido a la fama por ser elegidos de Dios para transmitir mensajes de catástrofe. Pensé que el circo empezaría en diciembre, cuando el ochenta por ciento de las revistas sacan suplementos con las predicciones para el año que empezará, desde la Vanidades o Quién hasta el TV y Novelas y similares. A veces hojeo dichos datos astrológicos pero mi mala memoria me hace olvidarlos enseguida. Si llegan a suceder, no atribuyo la información a los brujos de Catemaco.



Hace unos meses pensaba que por vivir en la Península de Yucatán y ser heredera de la cultura Maya era normal encontrar en cada establecimiento de souvenirs, librerías, papelerías, estanquillos y demás negocios los pequeños libros o folletines con profecías del 2012. No los he leído ni siquiera por la enorme curiosidad que me lleva a hacer cosas extrañas pero ahora me llama la atención informarme del inicio de un nuevo Apocalipsis puesto que dichas predicciones han desatado polémica en otros individuos.



José María Flores Pereyra, cuyo nombre artístico es Josmar se ha hecho famoso en todo el mundo por secuestrar un avión, era pastor de una iglesia y cantante de alabanzas. Afirmó no estar loco sino ser un instrumento de Dios para dar testimonio anticipado de un terremoto peor que el del ochenta y cinco. Tampoco es tan tonto como muchos creen: sabía que pidiendo audiencia con el presidente o haciendo antesala jamás iba a ser tomado en cuenta y se fue por la vía rápida (y aérea) con el secuestro de un avión. Así de fácil fue engañar la seguridad de un aeropuerto con latas de Jumex, cables de colores y cinta, todo a la vista de pasajeros y policías en una sala de espera.



Ahora tendrá que enfrentar los cargos que se le impugnan, cuando lo más sencillo del mundo era quedarse con sus feligreses o viviendo de las regalías de sus discos porque el hombre era una estrella de la industria musical en el género de alabanzas. Aunque quién sabe, si el terremoto llega a tener efecto mientras Josmar purga su condena, dudo que los guardias quieran soltar a los presos. Corriendo por salvar sus vidas ni siquiera se acordarán del profeta.



El otro hombre que se volvió personaje se materializó para mí gracias a un mensaje de texto de las compañías celulares donde ponen al tanto a los usuarios de las últimas noticias (mundo, deportes, dietas, chisme,etc). Luis Felipe Hernández Castillo igual dijo ser invocado por Dios para hacer “conciencia” en el resto de los mortales de la situación deplorable de nuestro país. Como una prueba de su inconformidad le quitó la vida a dos hombres y dijo no ser un fanático. Cuando se sale negativo en los exámenes toxicológicos no queda más que jurar ser un instrumento de la divinidad y que se tiene la mejor voluntad para salvar a la sociedad de una inminente decadencia. Semejante locura va sustentada por balazos a transeúntes.



Si las autoridades no encuentran lógica posible a tales actos, el clero tiene derecho a negar que Dios los manda a hacer justicia por su propia mano. Pero aquí viene una historia de hace algún tiempo, digamos varios siglos atrás. Juana de Arco, a los diecisiete años, cuando obtuvo permiso para encabezar el ejército francés, fue tachada de loca. Su fe la hizo obedecer aquella petición celestial para librar a su país del asedio Inglés, pagando la condena del juicio inquisitorial años más tarde. Después se le consideró santa y hoy es venerada por católicos y patriotas.



Si me remonto en la historia un poco más (ya encarrilada en el asunto) otro personaje famoso llamado Moisés liberó al pueblo hebreo de la esclavitud en Egipto, también por mandato divino. Y con lo anterior no es que quiera comparar a los hombres noticia de este mes con héroes históricos y bíblicos (no se confundan, señor y señora lectores) pero se me hace curioso que después de secuestrar aviones y balacear transeúntes recurran al mandato divino para exonerarse de toda culpa, quedando como elegidos de Dios para cumplir su voluntad.



Juana de Arco y Moisés lo hicieron bien pero si mañana sale un hombre desnudo disparando con una metralleta en la Central de Abastos, háganle la mano de puerco antes de que diga que cumple con la palabra del Señor.


sábado, 19 de septiembre de 2009

Enemigos íntimos



Ya pasó un mes. La rutina de los días es casi la misma para esta época del año. Me gusta la privacidad que gozo últimamente, mi departamento está aislado del resto de la casa y los demás cuartos… donde vives. Te he observado como tú a mí, la diferencia es que cuando pienso que estoy sola tu mirada viene de algún lado y me acompaña largo rato sin que me dé cuenta. No sé si es un halago o una invasión a la privacidad de la cual alardeo.


Sabía que vivías aquí, en los departamentos, había escuchado rumores de los demás o algunos te llamaban. A veces no tenías la precaución de caminar despacio: golpeabas cosas viejas en el pasillo cuando llevabas prisa. Las horas en la escuela me tienen largo tiempo fuera de casa, por eso no sé qué haces todo el día. Seguro sales a pasear como todos, pero lo dudo; enseguida se nota que lo tuyo es la vida nocturna. No es que me importes más de lo que debería, pero siempre he sido muy curiosa con todo el mundo, hasta contigo.


Una vez la chica que vive en el departamento de arriba me habló de ti. Dijo que nadie entendía tu comportamiento, eras un ser extraño, distinto de los que ella había conocido, con cambios de humor y actitud que delataban tu instinto. Tampoco me interesa descubrirlo. Te vi de frente hace dos semanas. Debo admitir que tienes unos ojos muy bonitos, ya quisiera yo un color y forma así. El tipo de ojos que trata de decir mucho pero no revela nada. No tenía caso sostenerte la mirada, para qué. Mejor te evadí y seguí mi camino. Te ofendiste, me di cuenta por el ruido extraño que hiciste pero me da igual ignorarte o no.


Me fijo que te asomas a la ventana cuando llego, escuchas el ruido que hago para abrir mi puerta y a veces maldigo por tardar en hacerlo. Por eso sé que me observas a través del cristal. A lo mejor esperas que traiga a alguien a casa. Eso es asunto mío. Pero puedes estar tranquilo, no ha sucedido ni sucederá. Debes conocer mi horario, ya sé que me espías y soy bastante predecible. No puedo hacer nada para evitar tu curiosidad, se te da de forma natural. De todos modos no estaré mucho tiempo aquí, la atención de los demás volverá a ser toda tuya.


Me dijeron tu nombre y lo olvidé, ¿ves cómo me tienes sin cuidado? Si tuvieras conciencia de ello te ofenderías mucho. No sé si sepas el mío pero es algo que no me quita el sueño, como tampoco me lo quita que a veces rondas la puerta de mi departamento en las noches. Calmado, amigo, no te atacaré porque sé que no entrarías y tampoco tienes motivos para hacerlo. Aunque, para ser sinceros, ya hemos intimidado un poco, grave error. Aquella tarde en la sala nos dejaron solos, yo estaba entretenida en mi computadora y tú con cualquier cosa. Era inevitable que te pusiera atención si te acercaste y para estar ahí a mi lado un buen rato. Cuando te quise hablar, me evadiste.


Ya deberías aprender modales o no serás aceptado en ningún lugar. Hace dos noches nos vimos en la puerta de la casa. Yo llegaba cansada de tomar clases y tú te ibas quién sabe a dónde. Te sostuve la mirada porque no me molesta ver el color de tus ojos y dentro de mí te desee buena suerte en lo que pudiera suceder durante tu aventura. Ahora son días de lluvia, desde temprano cae la tormenta con todo y rayos y es imposible salir porque las calles se inundan o no deja de llover hasta entrada la madrugada. Por eso nos encontramos en la sala común: yo no puedo ir a mis clases vespertinas ni tú a los paseos que acostumbras. No te culpo, tampoco me gusta empaparme en la calle.


Ayer rompiste el hielo de la peor manera. Otra vez solos en la sala, te quise hablar y tú fuiste directo a los hechos. Te me echaste encima como si te hiciera daño y me quisiste rasguñar el cuello porque no te seguí el juego con la pelota. Afortunadamente soy más grande e inteligente que tú y me defendí aventándote. Maullaste. Me miraste con los ojos bien abiertos y te preparabas para atacarme de nuevo pero te pegué y huiste. Lo siento, no fue mi intensión pero es la supervivencia del más fuerte. Te fuiste altivo, con la cola levantada y las uñas aún visibles.


Ahora somos enemigos. Pero descuida, no te molestaré porque tienes una ventaja: me desagradan tus maullidos y soy alérgica al pelo que sueltan los de tu familia, los siameses.

viernes, 11 de septiembre de 2009

Fórmula infalible


El hecho de que México sea un país en vías de desarrollo (porque tercermundista se escucha muy feo ahora que está próximo a cumplir doscientos años) se ve reflejado en todo, desde las chozas que miro a través de la ventana donde tomo clases de poesía vanguardista hasta los centavos que acaba de subir el azúcar y la tortilla. Pero a grandes males grandes remedios y como el mexicano burócrata u obrero no puede hacer nada en contra del gigante que se le presenta en forma de deudas, mejor las olvida un rato o al menos las disfraza. Para contrarrestar los dolores sirve de jarabe la televisión.


Muchos la llaman la caja idiota, a otros nuestras abuelas nos dijeron que íbamos a quedar ciegos de tanto verla pero a dicho invento le debo gran parte de mis alegrías y recuerdos generacionales (cómo olvidar las caricaturas japonesas o a Chabelo). El mexicano promedio no lee, va poco al cine (aquí no cuentan los churros hollywoodenses) y para entretenerse ve la televisión. Podrá no saber suficiente de historia nacional pero qué tal si le preguntamos de las novelas donde salía Thalía, de Cuna de lobos o las producciones de Emilio Larrosa. Nos sorprendería relatando detalles que a conciencia cualquiera hubiese olvidado.


Las telenovelas han sido la mina de oro de los productores debido al éxito arrasador que obtienen. Me atrevo a opinar porque a lo largo de dos décadas sobre la Tierra he visto gran cantidad de melodramas y no me da pena compartirlo. Seguramente al ama de casa le gusta sentarse en las tardes a ver cómo Paloma lucha contra una tía desalmada que le mata a sus novios o por las noches, mientras espera al esposo gordo, suspira con los pectorales de un actor cubano en escena de cama. También a la adolescente soñadora la ilusiona pensar que un día conocerá a un joven rico y guapo que la llevará a vivir con él a Las Lomas y se casarán en la Basílica de Guadalupe, todo esto mientras hace la cola para las tortillas.


Una frase célebre dice que la religión es el opio de las masas, estos días me atrevo a decir que las producciones de televisoras mexicanas lo son. Hace algunas décadas dieron en el clavo con la fórmula infalible: el hombre rico se enamora de la chica pobre. Al encontrarse en estratos sociales diferentes deben hacer lo posible (e imposible) para defender su amor puesto que siempre habrá villanas de por medio, embarazos por noches de borrachera, hijos bastardos que regresan años después y compañías millonarias en disputa familiar. Las tramas de este tipo consagraron a actrices como Lucía Méndez, su archirrival Verónica Castro, Thalía (ahora toda una neoyorkina) y los venidos a menos Peniche, Camacho o Ferrara.


Pero los tiempos cambian y los productores no son nada tontos. No les vendría mal hacerse un poquito más millonarios ahora que el azúcar y la tortilla subieron, por ello necesitan seguir vendiendo sus novelas para llevarlas al resto del mundo (¿quién dijo que México no exportaba cosas de calidad a Europa y Asia?). Si los príncipes extranjeros se casan con “plebeyas” (que ostentan carrera con maestría e incluso doctorado) ¿por qué la chica de las tortillas no habría de casarse con un sobrino de Slim? Como ahora todo es posible (aunque lo dudo, obviamente) hay que innovar a la televisión mexicana por otras vías.


Se nos adelantaron un poco los colombianos con una producción de gran éxito, acogida hasta por EUA: Betty la fea. Se trata de la transformación de una mujer fea en toda una belleza ejecutiva. Wow. Sorprendente. Exitoso. La novela arrasó en varios países y cómo no, a quién no le gusta ver cómo una inteligente pero espantosa secretaria se enamora de su guapo jefe y es rechazada por FEA para luego conquistarlo siendo una despampanante modelo.


Reitero, los productores no son tontos y ya ficharon a los adolescentes. Saben que son una máquina del consumismo. Ahora transmiten la versión mexicana de Patito Feo (originalmente de Argentina) donde ocurre lo mismo: una niña con brakets y lentes es despreciada por sus compañeras bonitas para luego aparecer como el cisne más lindo del colegio, por la que babearán los adolescentes populares y guapos. Y este melodrama terminará siendo un éxito, un clásico de la televisión y cultura mexicanas. Los productores sí que saben hacer dinero volviendo hermosas a las feas. (Qué bueno que no la transmitieron en mi época de brakets).


Pero me da curiosidad una cosa, ¿alguna de las ochenta y cuatro bellezas que se disputaron la corona de Miss Universo hace algunas semanas habrá sido una Patito Feo en su colegio? Lo dudo pero esperaré que algún día se los pregunten en la ronda final. Mientras, habrá muchas novelas para ver en el horario estelar.

sábado, 5 de septiembre de 2009

A la rorro nene



Desde hace dos semanas me aquejan sueños extraños. Lo atribuyo al cambio de ciudad, vivir sola y que olvidé traer los tres atrapa sueños que colgaban de la cabecera de mi cama. La vida austera como estudiante de intercambio incluye prescindir de la televisión, lo cual significa dormir más. Eso sería un placer si a media noche no despertara con lágrimas en los ojos por alguna pesadilla y me costara mucho trabajo arrullarme de nuevo. Pero todo mal tiene su lado positivo, dichas rarezas pueden significar algo.



Lo primero es contárselos a mamá vía Messenger. Soñar con parientes muertos: necesitas a tu familia; bebés: te sientes sola (pero no te embaraces); comidas y reuniones: quieres volver a casa, responde mamá como quien lleva años dedicándose a descifrar sueños o ansía abrazar a su pequeña. Sus respuestas no son muy convincentes, le digo que todo estará bien tomando leche calientita antes de acostarme y me despido, sin mencionarle que en la siesta del medio día soñé que mis compañeros de la Sinfónica me daban tremenda paliza para matarme.



Le platico las pesadillas a una de mis compañeras de poesía surrealista, quien me da el nombre de un hippie de la facultad de lenguas muertas pero pide que no le diga que ella me dio el dato. Asegura que dicho hippie puede ayudarme. Cuando por fin doy con él, lo encuentro en la parte trasera de la biblioteca, leyéndole la mano a una chica rubia. Cuando termina me atiende. Besa ambas palmas de mis manos y hace una oración en quién sabe qué lengua. Me da un poco de miedo.



Le platico cada uno de mis sueños, tuve la precaución de apuntarlos en una libretita desde que comenzaron a aquejarme. Son nueve en total. Me pide sentarme en el tronco que usa para sus clientes, e insiste en que le repita los sueños eróticos que me despertaban llorando de madrugada. Le respondo que no eran eróticos sino pesadillas, insiste que tienen que ver con deseos sexuales reprimidos. Le digo que no, que tienen que ver con el cambio de casa. Me da la razón.



Comienza a ramearme con una hierba olorosa mientras dice oraciones en quién sabe qué lengua, escucho el sonido de unos tambores al compás del baile del hippie y me fijo en otro de los suyos que llegó sin darme cuenta. El del tambor prende incienso en una jícara y fuma un Delicado. Me ofrece Delicado y lo rechazo. El hippie termina de ramearme y nos toma a los dos de las manos, formamos un triángulo con los ojos cerrados (yo dejo uno abierto porque no me inspiran confianza) y ambos rezan pidiendo paz para mis sueños eróticos. Les digo que no son eróticos sino pesadillas y me dicen que me quede callada porque puedo romper el círculo de las fuerzas naturales.



Se acaba el ritual, los hippies se tiran en el suelo pareciendo más exhaustos que un par de futbolistas cheleros. Dicen que equilibraron mis impulsos sexuales y no volveré a tener sueños eróticos que me despierten de madrugada, prefiero no contestarles. Me mandan a comprar una cajetilla de Delicados, esa es la cuota. Pago por el ritual. Antes de irme les advierto que el morral de uno de ellos se está quemando por culpa del incienso.



La siguiente noche despierto a las tres y media de la madrugada, mitad hambre y mitad pesadillas. En el sueño el hippie de las ramas y yo corremos a todo lo que dan nuestras piernas porque nos persigue una multitud de colegialas para darnos tremenda paliza, ignoro el motivo. Ya despierta me tallo la cabeza como si el golpe de una de ellas hubiese sido real. Dos días más tarde veo al hippie de los tambores comprando cigarros y con un brazo enyesado. Le preguntó qué le pasó y contesta que él y el chamán de los sueños eróticos fueron atropellados por unas ex novias enfurecidas; su amigo tenía la cabeza rota y estaba descansando en casa.



Me sorprendo. Le platico las premoniciones a mi compañera de poesía surrealista y me propone sacarle provecho entre el estudiantado. Ahora yo ocupo el tronquito detrás de la biblioteca y me hago fama de descifrar sueños. No hay mal que por bien no venga.