martes, 13 de enero de 2009

¡Bienvenida a la familia!


A menudo, cuando las tardes son tediosas, el internet no sirve y quiero descansar de los libros (esto es difícil, pero me sucede) cuestiono aspectos de mi vida un poco sombríos, uno de ellos son mis relaciones con los hombres: el tormentoso amor.
Quizás la causa de los rotundos fracasos a los que me he enfrentado sea mi atracción por los polos opuestos: “¿cómo te puede gustar ese, Laura? Tú no estás muy bien, ¿verdad?” diría alguna de mis amigas cercanas.
Y menciono esto porque precisamente ayer recordaba una truculenta historia del corazón, mi relación con un sujeto al que llamaré Armando, para no dejarlo en jaque ni alterar su actual vida con esta memoria.
Salimos un par de meses, él estudiaba contaduría y yo ya estaba enlistada en las filas de los literatos de la facultad de humanidades; más bien en los pasillos, leyendo algo que no nos marcaban en las aulas. En fin, una buena tarde Armando me invitó a comer a su casa, la noticia por poco hizo que me atragantara con el té que bebía o quizás fue el frenón en el semáforo de la universidad: “Le he platicado a mi mamá de ti y tiene curiosidad por conocerte, me dijo que te invitara para que almuerces con nosotros”.
No pude negarme, Armando se había portado muy bien conmigo, era educado, me abría la puerta del coche y de cualquier lugar, soportaba mis pláticas aburridas y obstinadas y casi me sentía en deuda con él. Vaya caprichos los de mi juventud.
Había llegado la hora de la verdad, de un sábado al medio día. Armando estaba a media hora de pasar por mí y en el cuarto estaban mi hermana y una amiga. Ataviada con el atuendo aprobado por ambas fashionistas, ellas no paraban de manifestarme su emoción: “Qué padre, Laura, ya te invitó a conocer a los suegros –Decía mi amiga- Ven te peino, que no se te salga esa rasta, no vaya a pensar tu suegra que eres una pandrosa y quedes mal”. Ellas estaban más emocionadas que yo, llamando a los padres de Armando como mi suegro y mi suegra.
El apuesto joven llegó puntual, como de costumbre. “Sé natural, Laura, como siempre. Ya verás que les vas a caer bien”. Mientras Armando hablaba de lo que posiblemente pudiera suceder, yo tenía deseos de bajarme del coche llegando al semáforo de la avenida Central.
La señora salió a recibirme, un par de besos y la exclamación de que me veía muy linda, qué bonito vestido. Entonces, la pregunta obligada:
-¿Y qué estudias, Laurita?
-Literatura, señora, voy en el mismo grado que su hijo pero en diferente facultad- respondí, viendo cómo levantaba las cejas y asentía.
-Bueno, no a todo el mundo se le dan las carreras de verdad, seguro es una ocupación interesante y tendrás mucho para platicar por las tardes con tus amigos que estudian lo mismo. En nuestra familia tenemos la tradición de ser contadores, y mira, hijita, que de eso se vive muy bien.
Armando se sintió incomodado con tal aseveración de su madre al tratar de ser cortés o con la intensión de hacerme ver lo fortuito de mi carrera.
-Laura toca violín, mamá- dijo él para querer sacar a relucir algo bueno de mi persona.
-Ah, mira qué lindo. Las niñas se ven bien monas tocando en misa, a veces yo canto con el coro. Ojalá un día de estos puedas acompañarnos.
-Sí señora, sería muy interesante.- respondí- y otro de mis sueños es tocar batería o pandereta en un grupo de rock para viajar por todo el mundo, viviendo de lo que ganemos en una gira.
La mujer se levantó, pretextando ir a ver si ya estaba lista la comida para disimular el malestar que le causó mi respuesta. Mientras, me disculpé con Armando, me dijo que no sucedía nada. En la mesa opté por quedarme callada y sonreír ante todo lo que me decía la señora, el hombre de la casa estaba por llegar. Cuando por fin apareció, el padre de Armando traía consigo a su hija menor, Estela, junto a su esposo. La joven pareja tenía menos de veinte años.
-Papá, ella es Laura- presentó el jovenzuelo guapo- Estudia literatura.
Esa información era obligada. ¿Qué había en el ambiente de la familia para atacar a los humanistas?
-Bueno, dicen que hay de todo en el rebaño del señor.
Carajo, tenía ganas de salir corriendo de esa casa, no sin antes robarme una obscena cantidad de deliciosos bocadillos, soltarme la rasta y coger del librero una de las veintitantas biblias en ediciones extravagantes que ostentaban las repisas.
-¿Y cómo qué lees, Laura?- preguntó el cuñado de Armando, para luego arrebatarme la palabra- A mí me gustan los libros de superación, ya sabes, esos que hacen a la gente triunfadora porque lo que México necesita es gente que sepa mover masas y se desenvuelva en el trabajo. Tú entiendes, el poder de la palabra y la labia para ser el mejor.
Mis “suegros” y Estela lo miraban embelesados mientras yo lo escuchaba vanagloriarse, ansiosa de responder cualquier cosa pero siempre interrumpida por anécdotas de triunfo. El chango que tengo dentro de la cabeza se preguntaba cómo alguien de veinte años puede sentirse el hombre más chingón del mundo si embarazó a su primera novia, trabaja de arrimado con la familia, no ha terminado de estudiar, cree que los libros de superación personal le resolverán todo en un santiamén y tiene la esposa más estúpida de la ciudad. En fin, como dijo el padre de Armando, hay de todo en el rebaño del señor.
-Laura- interrumpió el padre- ¿en qué trabajarás cuando termines la carrera? Porque no se solicitan muchos literatos últimamente y las cosas se ponen cada vez peor.
-Ella escribe, papá- salió a mi defensa el gallardo caballero- si le va como esperamos, en un par de años podrían publicarle algo y ofrecerle trabajo.
La respuesta no le gustó a ninguno de los presentes. Fue una bendición empezar a comer el pescado relleno de mariscos, ya faltaba menos para irme de esa jaula con decorado de refinado gusto. Entonces un momento crítico.
-¿Ya leíste a Carlos Cuauhtémoc? –preguntó Estela.
-Sí- dije- aunque me dé vergüenza lo leí en la secundaria, lo peor es que me gustó. Con los años me di cuenta de la gran basura que nos quería meter en la cabeza aunque hay gente a la que le encanta. Por lo regular terminan con vidas que dan lástima…
Armando se atragantó, no sé si con una espina de pescado, coraje o risa. Su bello rostro deformado por las muecas me impedía adivinar. Bebió agua y se calmó.
-Mi hija se llama Sheccid por él. Me gustan sus libros.
Carajo, volví a regarla. Tres bocados más de pescado y Estela se levantó de la mesa, con un “buenas tarde” salió de la casa, seguida por el telele del marido chingón. A lo lejos escuché el ruido del coche y el quemón de una llanta. Los minutos restantes fueron de silencio.
-Mamá, tengo que ir a dejar a Laura y luego voy a la oficina- dijo mi apuesto galán- Danos el postre para llevar.
-Adiós señora, adiós señor. En verdad fue todo un placer- me despedí como una vil aduladora, poniendo mi mejor cara. No hubo más respuesta que un desechable con postre que olía delicioso.
Otra vez por la Avenida Central, el único sonido entre Armando y yo es el de Zoé en el estéreo. Me dejó en mi casa, beso en la mejilla y “te marco al rato o mañana”. No marcó ni al rato ni mañana, ni después.
A los dos días estaba con mi hermana y mi amiga en una cafetería. Ellas comían los pasteles más ricos de la ciudad y yo bebía café.
-Ya, Laura, a lo mejor ni era tan perfecto- consolaba mi entusiasta carnala- tú no te deprimas, mejor prueba este pastel de queso.
-Segurito te vieron esa mugrosa rasta, wey- sentenció mi amiga- todo por la pinche rasta. Vamos a pedirte un pastelito para que no te pongas triste.
Pero yo no estaba nada triste, leía el mensaje recién llegado para salir con Paquito De la Fuente, estudiante guapo de mercadotecnia, con una familia de mercadólogos y una madre en el grupo de las Damas de la Sagrada Concepción.

20 comentarios:

  1. hola realmente te soy franco jamas habia leido algo tuyo, tampoco soy un erudito o algo por el estilo en esta hermosa rama de la literatura, pero creeme si hay algo q tienes es q robas la atencion con lo que escribes neta me tuviste en suspenso toda la lectura, no se si haya sido cierto o no ... pero enhorabuena ehh laura , nada de laurita eres LAURA y con mayusculas se que algun dia conseguiras todo lo q quieres bueno basta de choros jaja
    de entrada esperare el proximo capitulo de esta tormentosa vida en laura jojoj

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  2. Bueno, la historia es muy creible. Retrata a la perfeccion a una familia tipicamente campechana con la mente rodeada por las paredes de su casa, de la iglesia, su auto y el dinero. En mi hermosa actual relacion me sucede algo muy parecido alo que a ti te sucedio, solo que tu el pelele que describes termino por complaser a sus padres... jejeje muy gracioso, se parece mucho a mi historia, especialmente por los mariscos en la mesa.
    ve el lado bueno, te tardaste solamente una comida en darte cuenta el desastre que pudo ser algo prolongado.

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  3. Bueno es ver que has comenzado con tu blog Laurita... La historia es graciosa, te imaginaba. Espero que este sea el inicio de una larga relacion Blogera...
    Piensa que hay oficios más embarazosos (no menos dignos)que ser escritor (Literato si quieres, aunque no es lo mismo) como ser Table dancer, Mayate, caricaturista, Estrella porno, Caricaturista, Payasito, Mago de fiesta, prostita, Lenón (no Jhon) y caricaturista

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  4. Fernando: muchas gracias por el apoyo de siempre, no esperaba menos de ti. Qué bueno que te haya gustado mi breve historia y habrá muchas más... espéralas.

    Killer: Ni modos, no a todos los padres les gustaría que la joya de la familia ande con una pandrosa como yo, lo bueno fue que duró poco. Mientras te deseo mucho éxito y amor en tu hermosa actual relación. Un saludo.

    JM: Gracias JM, ojalá me sigas leyendo. Sería chido tener un oficio embarazoso, podría escribir mucho más. Mmmmm, quiero un oficio embarazoso...

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  5. hey hey que onda soy david de chetumal XD que chevere que hiciste tu blog paseate por el mio va saludos!!!

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  6. Los cronopios... Me gustó.

    La historia, verídica o no, es verosímil, pero peca tantito de artificialidad. También es predecible, sin embargo esto no le hace perder su absorbente efecto, logrado por la manera de narrarla.

    No sé hasta que punto planteaste satirizar tu historia, porque frases como: "el gallardo caballero", "jovenzuelo guapo", me suenan de plano a ironías o a exageraciones.

    Otra cosa. Las familias que manejas son demasiado "tipo": una de contadores, otra de mercadólogos, exclusivamente; en ambas una madre religiosa hasta las costuras del sostén, con biblias en lugar de utensilios de cocina. Esto último sí me parece demasiado.
    "Su bello rostro deformado por las muecas"... Lo subrayo, nada más.

    Finalmente, como para reafirmar que soy yo quien realiza el post, una observación mamona: A la conchita, advocación mencionada en el párrafo final, se le conoce como "la inmaculada" no "la sagrada"...

    ...

    Puedes mentármela si gustas por esto último...

    jajaja nos vemos Lau. Te sigo leyendo.

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  7. Fe de erratas:
    Párrafo 2, linea 1
    Quise decir planeaste, por ahí se fue una "T"

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  8. MMMM...

    EXITO LAURA...

    TU SABES QUE ES LO QUE TE DIGO SIEMPRE...

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  9. bueno, larua, déjame decirte que la historia contiene una variedad infinta de arquetipos sociales que nos demuestran la solemnidad con que se vive en este momento. No así el lenguaje llano que retrata bien la época iconoclasta que viven los jóvenes hoy en día. Los retuetanos y parábolas literarias le dan un estilo postaftermodernitasapriori que deja al lector sumido en una idea cónclave de lo que se intenta recalcar en la filosofía mesopotámica, en aquellos siglos llenos de ignorancia. Pero Dem´pocrito había puntualizado que la minoría de la sociedad sería un punto álgido del pensamiento individualista. Siendo...

    Perdón, ya me revolví, es que me quería chingar a todos los intelectuales que visitan tu blog. Concuerdo con Juanito, qué bueno es verte en esta relación bloguera. Perdón por comentarte hasta ahora,pero hoy abrí mi correo y vi tu invitación. Sorry.
    Esta relación es como el noviazgo, tienes que fomentarlo lo más seguido posible para que no haya riña y reclamo de la impertinente de la disciplina.

    Tu relato es muy bueno. Pero parecía que en la pareja, tú eras el hombre y el armando la mujer. Y más cuando te preguntaban de qué ibas a vivir, como si te dijeran "Cómo vas a mantener a nuestro hijito" Eso estuvo muy bien. Saludos, y espero más relatos.
    Besos.

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  10. Wil: es una placer que me leas. Desgraciadamente soy una ignorante que escribe por placer y pone en evidencia su patética vida. Ya sabes cómo son las relaciones personales, pero hay que aguantarse.
    un beso y gracias por los buenos deseos.

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  11. Chido, muy chido que te animaste a compartirnos tu material Laura. Llega en un buen momento. Seguiste muy bien el consejo de JM: "comenzar". Un abrazo y te seguimos leyendo.

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  12. Felicidades Laurita, bien por ti, ya verás como todos los hombres calenturientos entran a visitarte. Muy buena historia.

    Rodrigo.

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  13. Que onda Lau
    Vagando por alguno de mis libros de reciente adquisición encontré esto. Inmediatamente pensé en ti.

    ODA A M. ACUÑA
    ALFREDO GARCÍA VALDÉZ

    Acuña retorna como una grulla
    trasnochada, un siglo después
    -la capa y el escapulario
    del anarquista del agua bendita,
    la Inmaculada Concepción como un sello
    sobre su alma positivista.

    ...

    La poesía de Acuña detona
    como una bala de plata
    sobre las casonas taciturnas
    vampirizadas por el sol.

    ...

    En sus fúnebres 24 años
    padece atracción por las bachilleras
    de pelo sedoso y ávida piel,
    por la liturgia de esos torsos
    de paso elástico y bocas de loba.

    No lo culpéis:
    en lugar de la desnudez femenina
    cantó a un cadaver sobre la plancha
    en la Facultad de Medicina.
    El coito para él fue una autopsia.

    El purgatorio es una alcoba marítima
    bajo un olor de almendras amargas;
    Acuña busca una señorita
    que pueda conducirlo al infierno.

    El torbellino del sol dispersa
    la ondeante capa anacrónica,
    la fina silueta alcangorada,
    el escalpelo de la mirada
    del seminarista graduado cirujano.

    ...

    En el atrio de Catedral
    el alma inmortal fulge
    como un dogma positivista.
    Luego se trueca en un poco de niebla.

    Sale. No sé si ya lo has leido antes. SAludos !!

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  14. ¿Por qué las literatas siempre buscan una relación con gente que estudia "carreras de verdad"? Saben perfectamento lo que va a suceder(es como combinar el cloro y el ácido muriático cuando limpiamos el baño), ¿no es un poco masoquista el asunto entonces?

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  15. En realidad no lo sé, Eduardo, creo que tenemos el acuerdo tácito de no relacionarnos con los de nuestra "especie" y buscamos adentrarnos en terrenos no explorados. Deséame suerte para la próxima o mala suerte para que sigan leyendo mis desgracias amorosas.

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  16. Bueno... segun Eduardo yo estudio una carrera de verdad (me hago a la ofendida) jajaja.
    A mi no me llegó ninguna invitación, llegué sin querer aqui.
    Lau: Era Elisa o Estela? jeje.. disculpa pero tenía que mencionarlo.
    No sean rencorosos literatos. Los cuadrados tenemos sentimientos y talentos ocultos.
    Saludotes

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  17. Neta si le contestaste a la tia que kerias tokr bateria o pandero en una banda y viajar x el mundo viviendo de eyo???? jajajaja...esa estuvo genial brujita!!!!
    Es un relato ficticio o based on a true story como dicen los gringos?

    Tilapiero

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  18. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  19. Laurita Trujillo: gracias por la observación, Elisa se coló por error entre mis dedos. tu carrera es admirable, mi rencor es para el resto del mundo. Un saludo enorme

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  20. me da guston q te encante contar tus anecdotas sigue adelante tub puedes y deja un poco de ti para muchas adolecentes q necesitan un poco de refleccion

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