jueves, 13 de agosto de 2009

La socialité


Sostengo mi postura: los niños son crueles. La ventaja de ser un chicuelo es no tener vergüenza, poseer la desfachatez de decir las cosas tal cual les parece, al fin y al cabo “sólo son niños”. Con tremendos entes sinceros me ha tocado vivir estas dos décadas sobre la tierra.

Scarlett era la niña fresa del salón de clases, una gordita morenita y poco agraciada pero con la colección de Barbies que tanto envidiábamos sus demás compañeras. Yo tenía mis propias Barbies, por eso me gustaban más las Cabagge Patch que Scarlett llevaba a clase. Me escogió como amiga porque ingresé tarde al curso y su buen corazón la llevó a trabar amistad con la niña nueva, regalándome un paquetito de chocolates Lengua de gato. Dijo que le caía bien por mi gran imaginación, le gustaba jugar Barbies con una niña que hiciera de cada juego una historia de telenovela.

En la escuela decían que era muy rica porque se la pasaba viajando y tenía todos los juguetes del mundo aunque viviera en una casita diminuta que parecía multifamiliar con arquitectura extraña. Las niñas del salón no sabían explicar que su padre era teniente, se cambiaban de ciudad cada año y el departamento era asignado por la marina.

Cuando Scarlett llevaba una nueva muñeca hacía una selección de las niñas a las que se las prestaría. Yo estaba más allá del bien y el mal porque me gustaba jugar caza venado con los demás niños y la Barbie antropóloga o la Barbie azafata me tenían sin cuidado. Las pruebas eran sencillas: cantarle una canción, ganarle una partida de dominó o dar una voltereta.
Los rostros de las elegidas se iluminaban cuando podían tener entre sus manitas el carro de la Barbie los quince minutos que quedaban de receso. Por mi parte jugué a placer con todo lo que llevaba Scarlett durante la hora que esperábamos a la salida mientras nos iban a buscar (batimos el récord de ser las olvidadas).

-Esa niña es mala y egoísta- dije a mamá cuando me llevaba a casa de Scarlett a hacer tarea- se burla de las que no tienen Barbies y las pone a correr en la cancha para prestarles una.

-Deja de criticarla- contestó sabiamente- la pobrecita no tiene amigos en ninguna ciudad.

Mamá tenía razón, una vez más. Sus únicos amigos constantes eran sus padres.

Una de las pruebas para ser amiga de Scarlett era cruzar el pasamanos de la escuela de ida y vuelta. Detuve mi huída mientras jugaba escondidillas para ver cómo una a una iban cayendo niñas y Scarlett las eliminaba; en aquella ocasión el premio era la Barbie maestra. Martina era una niña humilde y lo que más deseaba en el mundo era una Barbie original, no de esas de plástico que tienen filo en las orillas del cuerpo.
Vi la decisión y valor en sus pupilas cuando se colgó del primer barrote del pasamanos con su enorme corpulencia (por algo le decían La novia de Ñoño). Libró el primer barrote, el segundo y así sucesivamente hasta llegar al final y de regreso con más impulso que antes. Faltaban dos cuando cayó estrepitosamente.

-Lo siento, Martina, perdiste tu oportunidad. ¡Siguiente!

Martina lloraba no por la humillación a la que fue sometida sino porque en verdad ansiaba esa Barbie.

-A un lado, Martina, va a pasar Lola. No, Martina, perdiste, no te la puedo dar.

Fue en cámara lenta. Martina, con su corpulencia y lágrimas, empujó a Scarlett al lodo mientras le gritaba:

-Chingada enana prieta. ¡Me la vas a dar! ¡Síii, y seré tu mejor amiga, síii!

En ese momento un niño tocó mi espalda: “un, dos, tres por Laurita”

Scarlett se fue ese verano a otro puerto distante. Hasta hoy no sé de ella pero en la carpeta de tercer grado, entre mi diploma y la foto del salón, tengo una carta suya que dice: “gracias por haber sido mi única amiga de carne y hueso”.

Estas vacaciones soy una ociosa. He visto varios capítulos del reality de una socialité gringa que escogerá entre muchas chicas soñadoras o zánganas a su nueva mejor amiga. Las pone a hacer retos estúpidos como noches promiscuas de juerga, guerra de almohadas y discursos ridículos. Paris Hilton no me agrada ni me cae mal pero me recuerda mucho a Scarlett y Martina. Creo que la siguiente semana las hará caminar entre lagartos.

9 comentarios:

  1. Laura:

    Confieso que no fui un niño bien portado y que la hiperactividad me llevó a campos de futbol soccer y americano y a casi darle la vuelta al país porque era insoportable.

    No creo que con el tiempo las cosas cambien mucho, quizá el tamaño de las intenciones o el horario de ir al cine, por lo demás seguimos siendo los mismos

    En lo personal es muy bueno tener a Chincho y la novena sinfonía a todo volumen y televisión por cable

    Un abrazo y lo mejor para ti en Xalapa

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  2. Haz un reality donde escoges a un peludo entre un grupo de xalapeños, que se llame "Mi nuevo pandroso".

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  3. Luis Daniel: yo también rodé por tres primarias pero siempre tuve quien me protegiera de los demás niños hiperactivos. Un saludo!!


    Eduardo: estando en la mata de los pandrosos no sería difícil escoger al mejor.

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  4. dire la verdad en la escuela fui un niño amigable no dire que el mas amistosos como todo niño no me interezaban las clases sociales o la socialite! le verdad es que no me inportaban muchas como todo niño pero creo que fue dificil haber estado en tres jardines de niños y en dos primarias pero hacer amigos para todos es un obtaculo que que es facil de saltar cuando se es niño por que no le ves el precio a muchas cosas ahora que estoy en un nivel mas alto me eh dado cuenta que hacer amigos era mas facil cuando se es niño, espero que Scarlett halla cambiado pero bueno... lauri me hubiese gustado conocerte de niña y jugar contigo a caza venado con una pelota sucia y una gran cantidad energia para que jugar... ni modos al menos espero que sigas siendo la misma niña que fuiste... gracias por esta lectura me ha gustado y creo que la guardare...

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  5. Estimada Laurita:

    Bueno pues la primaria para mi fue la perdicion de toda mi niñes, siempre e sido de las rechazadas y bueno, fue desde ahi que me converti en una amiga intima de los libros, al no tener con quien jugar en los recreos, pero bueno, hoy en dia no es diferente, solo que sin receso ...

    Espero beber café contigo pronto, mientras tanto espero que estes muy bien ...


    aiosin!!!

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  6. anónimo: a mí igual me hubiese gustado conocerte de niña para jugar caza venado con una pelota de caucho mugrosa. Saludos!

    Iris: Ojalá no pierdas la intimidad con los libros. Un abrazo!! el café está pendiente.

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  7. Queremos saber ya algo de tu vida en Xalapa!!

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  8. Gran historia. Una de las mejores que has contado.
    P.D. Apoyo la petición de Eduardo, en ambos comentarios.

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  9. Eduardo: prometí no hacer pública mi vida privada leeejos, muy leeejos de la gente conocida.

    Rodro: gracias. Pero lo que pasa en Xalapa, en Xalapa se queda. jajaja.

    Muajajaja

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