martes, 20 de octubre de 2009

La ciencia del sueño



Niños dormilones

Ahora está de moda llamar “generación X” a los que vivimos en los noventas, viendo caricaturas japonesas, a Chabelo los domingos y jugábamos en la calle. Los Simpson me han acompañado dos décadas y a partir de la programación televisiva puedo sacar la contabilidad de mis horas de sueño. Antes de los nueve años me iba a la cama a las ocho y media, después del capítulo de la familia amarilla; despertaba a las siete y eso me da diez horas durmiendo. Como toda niña sana, comía verduras, corría durante el día y me iba temprano a descansar porque la “generación x” no tenía X Box pero con cincuenta centavos podía hacer un buen juego del Street Fighter por las mañanas. Leí en una revista de maternidad que si los niños duermen lo suficiente y están activos en el día, crecen sanos y se enferman poco. Dichas publicaciones no siempre tienen la razón, tengo una estatura media y fui enfermiza. Le echo la culpa a la genética.



Mala digestión

Hace unos días una madre regañaba a su obeso hijo a la salida del Burger King, el motivo fue que el angelito se comió dos hamburguesas gigantes. La mujer le dijo que iba a tener pesadillas por la mala digestión y cuando se despertara de madrugada llorando por miedo a Freddy Kruger, no le daría leche caliente con miel para conciliar el sueño. Mi caso es diferente, las pesadillas se me dan solas y sin permiso aunque cene una ensalada de lechuga o complazca los antojos con comida grasosa. Pero a falta de leche con miel tengo que recurrir a la vieja fórmula heredada de mi madre: “persígnate tres veces, reza un Ave María y dormirás como un oso a menos que no sea una pesadilla o un juego de sombras y en realidad haya entrado un ladrón a tu departamento por aquella horrible costumbre de no poner el seguro y las cadenas a la puerta”.



Más bizarro que el propio sarro

No soy profeta y doy gracias a todos mis santos por no serlo pero me ha sucedido que acierto en algunos aspectos de la vida cotidiana. Un par de ocasiones presagié (si así se le puede llamar) la muerte de personas cercanas y fue una experiencia horrible. Ojalá no sueñe con terremotos y desastres naturales porque no quiero secuestrar el transporte público y privado. El arte adivinatorio se manifiesta cuando no me interesa invocarlo, como hace un par de semanas cuando soñé que nos gobernaban los comediantes de un programa guapachoso. En mi sueño uno de ellos era un moderno mecenas que se paseaba por toda la ciudad en un camión decorado de peluche y propaganda cervecera, con dos curvilíneas bailarinas moviéndose al ritmo de una cumbia. Mis sueños no están muy alejados de la realidad.



La ciencia del sueño

Me he desvelado más de lo que mi ocioso cuerpo puede soportar. De nueva cuenta hace su aparición en mi vida un capítulo de los Simpson, cuando Homero trabaja horas extra y necesita dormir. Para él su auto era una cama y todo a su alrededor lo incitaba a caer en brazos de Morfeo. En lo personal, prefiero dejar de lado los libros que necesito estudiar aunque al día siguiente tenga un examen importante porque no dormir es peor que pasar hambre. Esta semana tomaba clase de adquisición paradigmática de lenguas nórdicas. Recreaba la escena de Homero desde mi asiento cuando el sonido seco del borrador sobre el escritorio me despertó; el profesor alemán me miraba con cara de pocos amigos.
-Señorita, haga el favor de prestar atención. Mi materia es una ciencia y aquí vamos a analizar los paradigmas de las lenguas nórdicas, no el cabeceo de los dormilones.
Claro, la lengua se estudia como una ciencia pero no dormir a mis horas por exceso de trabajo me transportará a otra ciencia más compleja que es ver capítulos viejos de un personaje amarillo acostumbrado a comer y dormir y relacionarlo con mi vida pasada antes de ser internada a punto de infarto o embolia.

3 comentarios:

  1. Laura:

    Creo que mis pesadillas ya no tienen que ver con comer demasiado, portarme mal o no saber rezar, sino con impuestos y paquetes fiscales. A veces el insomnio se debe a que Chincho está triste por no recibir cartas de Dublín, pero eso lo resolvemos con una bola de helado de vainilla y una cucharada de caramelo mientras el cartero toca a la puerta.

    Claro que una carta tuya hace más rico los helados, me dice Chincho con sus ojotes a punto de cerrarse

    Besos de Chincho, abrazos míos

    ResponderEliminar
  2. Dicen que cuando vamos para la huesuda vemos toda nuestra vida pasar frente a (nuestros)oclayos.
    No sé cual vida sea la más inútil en realidad o cual debe dar mayor pena al final, si la de aquél Homérida (jeje) que se la pasó durmiendo y comiendo donas (yumi) o la de aquél profesor investigador y estudioso a tiempo completo que jamás pudo dormir sus horas completas y tranquilas sin dejar pensar en el proyecto fulano y la clase del siguiente semestre y jamás pudo tampoco soñar sin pesadillas, pesadillas en las que el latín y todas las lenguas en las que él es experto fueran comprensibles hasta para el más flojo y bobo y durmiente de sus alumnos, excepto para él (Hay ciertos maestros con tal ego...).

    No sé que vida merezca irse más al caño. Al fin y al cabo la trascendencia y esas weas existencialistas sirven para lo mismo: para ti, mameyes. Esto lo entendí recién y de manera dolorosa sentí -y siento- que mi vida, tal como la había planeado hasta los 20 años, se ha ido al caño con todo y lo que, hasta el primer año de mi segunda década, defendía. En fin...

    Concuerdo contigo en que padecer sueño es lo peor que puede existir, se puede vivir sin alimento más de cuarenta días, pero sin dormir solamente una semana. Imagina a ese profesor (Miguel Angel hizo algo similar con el Papa que lo puso a pintar) con todo su amor a las lenguas nórdicas, en el infierno. Mi mamá, creyente fervorosa del demonio y su reino, dice que en ese lugar Satanás te dará lo que más te gusta (uy!!). Imagínatelooo leerá, leerá y leerá y jamás podrá dormir. Tú, en tu camita, calientita y con un gran almohadón intentarás pensar en los mitos del Nibelungo, con la confianza de que puedes enviarle al maestro nuevo acervo bibliográfico y arrojarte tranquila al paraiso de Morfeo.

    Saludos Lau! Te leo como siempre.


    Pd. Si tu profe lee tu blog por favor borra este comentario, no sea que se me ocurra hacer una maestría en lenguas nórdicas en esa universidad y el alemán haga de mi estadía en el campus un infierno. =S

    ResponderEliminar
  3. HOLA LAURITA.

    YA TE EH COMENTADO

    SOY TU FAN DE LO QUE REDACTAS

    ESPERO QUE TE ESTE YENDO MUY BIEN.

    PUES NOS VEMOS.

    SIGUE ASI.

    GRACIAS POR TU COMENTARIO.

    ResponderEliminar