miércoles, 3 de marzo de 2010

Carta al joven escritor


Para J. Ordaz, por contarnos su tergiversada historia



Estimado Cosme:

Déjeme felicitarlo otra vez por sus maravillosos textos, no me he perdido uno sólo desde que los publica en esa importante revista virtual. Ah, también lo he seguido en los recientes blogs, el personal y los colectivos, y en el periódico donde colaboraba una vez al mes. Yo soy el que deja los comentarios chistosos y a veces sarcásticos. Creo que soy uno más de los hombres de mediana edad que navegan en Internet a horas de trabajo desde la oficina, donde dirijo una empresa de telecomunicaciones muy importante (perdón por no ser modesto).

Le confieso, señor Cosme, que cuando lo leo me imagino protagonista de sus historias: soy yo el que besa a la mujer más hermosa, quien sale victorioso de una pelea de cantina o el apostador más suertudo de la mesa. Me cuesta creer que todo le haya sucedido a usted, mi estimado, pero seguro habrá motivos para que así sea.



Hace seis meses estaban a punto de echarlo del departamento que renta, sinceramente es una pocilga. Lo supe por casualidad, señor Cosme, ese departamento me pertenece, lo mismo que muchos en diferentes colonias de la ciudad. Le dije al encargado que no lo echara a la calle, y entonces le dieron tres semanas para pagar lo acumulado. También pedí que omitieran el disgusto de algunos vecinos por las fiestas que usted organiza, donde corren el alcohol y las mujeres bellas (imagino que todas lo admiran por ser tan simpático, original y hasta cierto punto, atrevido).

El mes pasado, cuando fue vetado de la publicación mensual en el periódico, por destrozar con sus comentarios y calumnias respecto a drogas la vida de dos adolescentes (una de ellas es la hija menor de mi compadre), usted se fue a un bar, donde terminó en pleito con otro hombre. Cuando lo llevaron preso, yo impedí que lo golpearan en la cárcel. Se preguntará por qué, y es muy sencillo: me cae bien.

Cosme, usted es joven pero tampoco un adolescente. No debería escribir esas atrocidades de su ex esposa (que resulta ser mi sobrina, y con la que estuvo casado sólo por dos meses) porque podría meterse en serios problemas. Mientras yo vivía en Londres empecé a leer sus textos por petición de ella; me gustan, no he de negarlo, usted tiene encanto y gracia para hacer reír o reflexionar a alguien para quien el aburrimiento es una costumbre.

Frente a su departamento hay una camioneta verde con tres hombres, ellos lo cuidan para que ningún otro loco (que no sea yo) le haga daño. Recuerde que la Ciudad de México puede ser un lugar muy peligroso. Ah, no se preocupe por llamar a la policía, es inútil; mejor ocúpese en escribir y hacerme reír como siempre. No se asuste, querido Cosme, un hombre tan desvergonzado como usted, que evoca a mi sobrina cada vez que la misoginia se lo permite no debe tener miedo a alguien como yo, que sólo leo, analizo y decido la suerte de algunas personas.

Siempre dice que sueña con ganarse el Premio Herralde, el Alfaguara, Tusquets o cualquier otro que le dé mucho dinero y viajes por el mundo. Tranquilo, mi estimado Cosme, si se porta bien y sigue haciéndome reír tanto con su elocuencia (sin seguir metiendo a su ex esposa en esto) alguien importante le hará el favor de considerar sus textos. Yo le seguiré leyendo y comentando por Internet. Sé que le gusta mucho salir en pequeñas publicaciones y ser alabado por su club de fans (en el cual me incluyo), pues bien, eso es lo que hará el resto de su vida, joven escritor, aquí en la Ciudad de México o desde cualquier otro recoveco de la república.

Por favor, aproveche todos sus años de estudios de literatura (y lenguas), las charlas con importantes figuras de moda en las letras mexicanas, y uno que otro chisme en el ambiente bohemio.

Esperando seguir leyéndolo, le envío mis mejores deseos y un fuerte apretón de manos. Con afecto, su más grande admirador.


2 comentarios:

  1. Estimada Laura:

    Como en el primer mensaje que te escribí, hoy te leo con una cerveza oscura. Y aunque son las diez de la mañana y se supone que es muy temprano para beber, he disfrutado tu texto junto con mi sopa de crema (Celebro también que he bajado 600 gramos)

    Los cronopios de Laura se leen mejor sin pancita. He dicho.

    Un abrazo grande

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  2. Luis Daniel: salud por tu cerveza obscura, una delicia al paladar. Espero que los gramos bajados no mermen tu buen humor.

    Un abrazo y un pellizcón de cachetes para Chincho.

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