
“El destino nos alcanza tarde o temprano” es una frase que escuché en algún lugar recóndito o leí en los subtítulos de una película o serie gringa. No recuerdo, pero es verdad.
A Cleotilde la conocí hace varios años, compartíamos muchas cosas: timidez, música, introspección y el gusto literario. Una tarde tomábamos choco milk con galletas animalitos y me dijo:
-La gente enloquece, Lau. Los libros nos enloquecen y nosotros enloquecemos con ellos, seguimos escribiendo y es un círculo vicioso. Pobres almas en desgracia.
Pactamos, en medio del éxtasis provocado por comer un camello que parecía jirafa y un elefante que tenía forma de dientes de sable, crear una fundación para esas almas en desgracia. No sabíamos a ciencia cierta qué hacer en dicha fundación, pero sobre la marcha se aprendería.
Hace algunas semanas murió Cleotilde. Eso me tiene en un estado de depresión moderada.
Ambas escribíamos (yo aún lo hago) en agendas nuestro paso por la vida. Su mamá me dio las suyas junto con otras cosas que mi amiga me legó.
El destino me alcanzó, no muriendo como ella pero cayó sobre mí la responsabilidad del juramento engalletado que hicimos con los animalitos deformes y sabrosos. La fundación Cleotilde para atender pobres almas en desgracia ha iniciado. Me valdré de la asesoría de personal discapacitado en el área literaria y su conexión con la desdicha humana tanto emocional como psicológica en un mundo que pinta para la decadencia y postmodernidad.
Estoy segura que no podremos rescatar a todos los desdichados pero trataremos de brindarles la oportunidad de gozar su desventura con la irrealidad. Se han reclutado algunos compañeros desde otras latitudes. No contamos con financiamiento más que el de mi beca del PECDA y las becas paupérrimas de amigos escritores pero nos las arreglaremos. Podremos vivir de la caridad de nuestros parientes asalariados. Tampoco tengo una casa del árbol que sirva de cuartel, bastará la terraza de alguien una vez por semana mientras conseguimos el local fijo.
Cleotilde era poeta, en sus agendas viene la mayoría de los poemas que escribió. En tributo a su persona la fundación publicará en el blog su obra y algunos detalles de su vida para configurar un poco a la joven poeta salvaje que se marchó. Hay dibujos que hizo en ratos de ocio, tristeza o ansiedad.
Cleotilde se salió con la suya. Me volveré la detective de su fundación mientras escribo mi libro de cuentos y trato de resolver un crucigrama completo. En la agenda dejó instrucciones de uso, siempre tan precavida ella, y la petición de que yo escriba la novela de la que le hablé las últimas vacaciones que fui con su familia a la playa.
La fundación Cleotilde S.A. de C.V. ha arrancado con un cocktel de bienvenida para cinco personas consistente en micheladas (de mi receta especial) y deditos de queso a la hora de gritar “Goool” en un partido de México vs Venezuela tal como a Cleotilde le hubiese gustado.