jueves, 25 de junio de 2009

El llamado



Había querido mantenerme al margen de las elecciones pero es imposible, hasta para alguien como yo. He recibido el llamado del IFE como representante de casilla tal cual lo recibieron los infelices que fueron a la guerra. Cuento los días para que llegue la fecha no porque me entusiasme el alboroto que se genera con tan esperado evento sino para terminar el calvario al que nos han sometido los candidatos durante meses en interminables campañas.



Es la segunda ocasión que ejerceré mi deber como ciudadana pero será desde una trinchera llamada casilla. A estas alturas ya no puedo dar marcha atrás, sólo cerrar los ojos, rezar un Ave María y presentarme a la guerra que se librará, como cada tres años, en la casilla que me tocó.



No me entusiasma hablar de política como tampoco hacerlo de automovilismo o peleas de gallos (sin hacer referencia a equis slogan de equis campaña). Pero lo que sí me entusiasma es que los candidatos ya no llamarán a mi puerta para despertarme a tempranas horas ofreciendo hasta el alma con tal de tachar su nombre en la boleta ni me darán una gorrita con su rostro arreglado en fotoshop; tampoco visitarán lugares públicos (como mi gimnasio o la cafetería de un amigo) promoviendo el voto. A todos les he asegurado que votaré por ellos y es falso, mi distrito está en un municipio muy, muy lejano. Si de promesas a promesas vamos, yo pierdo.



Probablemente mi indiferencia sea producto de no tener intereses personales en estas elecciones, sólo quiero buenos gobernantes (oh sorpresa, eso está lejos de la realidad pero aún así votaré). O tal vez por mi amargura ante la vida, tampoco poseo la vitalidad de mis compañeros que pasan la tarde y noche bailoteando en el malecón junto a una botarga o se ponen caritas de cartón de equis candidato. Me alegro por ellos, sinceramente y de corazón.



-Yo fui escrutador hace tres años- me decía mi amigo Gil- es la cosa más espantosa que te puedas imaginar. Me vieron chamaco y a la mera hora casi salgo apedreado de la casilla.



Gil es todo amor, el chico más pacífico que he conocido. Cuando le mencioné mi llamado dijo: grave error, Laurita, grave error. Platicó una de sus tantas anécdotas, aquella vez los representantes de partido se hicieron sus amigos mientras la gente votaba. A la hora del conteo la amistad fue cosa del pasado remoto, defendían sus boletas entre ellos a punto de golpearse mientras un hombre epiléptico se contorsionaba de la impresión. Gil no quiso decirme cómo libro tremenda odisea pero sigue traumado y quién sabe si vote este año.



Los medios de comunicación dijeron que fue la contienda más reñida de la historia; los politólogos pusieron en tela de juicio las instituciones encargadas de dar fe democrática y las estadísticas subían y bajaban lo mismo que una montaña rusa para hacernos creer que ganaría un candidato y enseguida el resultado era otro y así sucesivamente. La cicatriz en el brazo del señor T.R. confirma que la civilidad se pierde la noche de las elecciones si hace acto de presencia un grupo de aficionados de equis partido político y prende fuego a las urnas (luego de haber secuestrado la casilla con todo y sus representantes, obviamente) porque intuyen que perderán. Aquel ejido y sus pirómanos pasaron a la historia mientras el señor T.R. maldice su desgracia como presidente de casilla.



Después de las poco alentadoras anécdotas de esos hombres no me entusiasma demasiado pasar el domingo electoral en la casilla habiendo tantos locos sueltos que no respetan el orden utópico que algún día (espero) puedan ver mis nietos. Tampoco soy valiente, me aterra quemarme un brazo defendiendo una urna o socorriendo ataques epilépticos pero cumpliré mi deber y que se haga lo que la suerte disponga, al fin que es cada tres años. A lo mejor, en una de esas, me toca toda la paz del mundo.



Mamá me dijo que conserve la calma si las cosas se ponen feas, quizá sea la más joven de la casilla y algún adulto mayor se apiade de mí para tomarme bajo su protección, como la amable y pachoncita señora Rodríguez, pero no sé qué tanto confiar en ella puesto que hace un sexenio la sacaron del IFE por un ataque de esquizofrenia defendiendo los votos de su partido.

6 comentarios:

  1. Elecciones, que te puedo decir yo de ellas Lau, creí haberlas vivido de cerca hace algunos sexenios con equis candidata como le llamas tú y el género ya lo dice todo, y no estoy tan viejo todavía; pendiente a cada minuto del conteo, nervios, esperenza, y al final amargura, desilusión. Seis años después, otro intento, mismo candidato(a) fuí observador de casilla, me mandó el partido y al final de la campaña lo mismo... Aunque nada emocionante que contar o relatar.

    Años muchos años después ya todo un Licenciado pudiente, me meto de lleno en campaña con un candidato, o me metieron sin que me de cuenta, y no sabes que martirio es, tu mi amiga Laura lo has visto, días sin ir a la escuela, sin comer, sin ver gente, sin salir, sin muchs cosas. Ya ni tu Ave María me fortalece, pero gracias al tiempo, faltan escasos 9 días para que todo termine, por ahora.

    A estas alturas ya no me importa si al candidato al que le trabaje 12 horas diarias gana o pierde, lo que importa es que se sabrá y que al fin todo terminará, ya estoy harto de que todo sea "¿por quién vas votar?" "¿quien robó más?" "¿quien crees que gane?" "¿quién habla mejor?".

    A veces pienso que sería mejor que todo este rollo fuera mejor una monarquía, así nos evitamos todo este engáño "democrático" que al final de cuentas termina siendo una "monarquía familiar", y ya me estoy metiendo en tintes filosóficos políticos que no llevan a nada bueno, y que por suerte no hay quien me responda, por que sino, sería una polémica de mil años.

    Me despido gritando ¡ya por favor, que se terminen las elecciones! gane quien gane, pero, que llegue el tan deseado. 5 de julio.

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  2. Recuerdo cuando fui representante de un partido en una casilla (de eso hace muchos años). Lo único que me mantuvo firme en ese infierno fue que la secretaria de casilla estaba bien guapa.

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  3. Mr. No: yo quizá vote por un candidato que desertó o elija a Don Perro de gobernador.


    Erick: tienes mucha razón, las campañas absorben el seso.


    Eduardo: lástima que los demás "encasillados" están bien feos.

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  4. Me identifico mucho con tus palabras Laura. Entiendo perfectamente que esto se trata de un circo de promesas que no pasarán de eso, simples y vacias promesas. Pero también estoy de acuerdo contigo en que estando de a favor o no de los grupos que controlan la suerte del país y disponen de los recursos como si de un juego se tratara, lo que a nosotros nos corresponde es cumplir con nuestras obligaciones ciudadanas; debemos votar y participar de la manera en que nos corresponda.

    Muchos se limitan a decir: "Odio la política, no creo en ningún partido, en ningún candidato y por eso no voy a votar, todos son unos ladrones" Y tal vez sea cierto, pero esas personas que no participan son las primeras en soltar sus agobiantes quejas en contra del gobernante vigente, cuando en su momento no hicieron ni los mas mínimo por tomar tan importante decisión.

    Incluso me molesta mucho ver que hay grupos que fomentan el voto en blanco. Durante mucho tiempo se peleó para que el pueblo tuviera voz y voto, para que se nos respetara el derecho a escoger a nuestros gobernantes; y ahora, se levantan grupos para dejar de hacerlo; para dar un enorme paso atrás. Me avergüenzan de verdad.

    Si su fundamento es decir que nadie hace nada por nosotros, entonces que me digan ¿Ellos que han hecho? ¿Han ayudado a su vecino? ¿Han dejado de tirar basura en la calle? ¿Han ayudado al desvalido? Entonces...¿Por qué se quejan? O mejor dicho, ¿De quienes se quejan? De personas como ellos, sin noción del compromiso y de la responsabilidad que tenemos como ciudadanos.

    Ya me extendí un poco, pero sólo te recalco mi simpatía con tus ideas, y como bien dijiste, lo mejor de todo esto es que el circo ya se va, al menos por 3 años. Y pase lo que pase, nosotros los mortales seguiremos viviendo de nuestro trabajo, de nuestro propio esfuerzo, y no de ayudas o migajas de ningún partido político.

    Cuidate mucho el 5 de Julio. No quisiera leer por aquí una triste anécdota tuya acerca de tan esperada jornada. ¡Suerte!

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  5. Plop! jajaja yo igual seré funcionaria de casilla, secretaria para ser exacto.
    NOoooo! No debí leer esto.

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